Conceptos sofisticados: ¿El obstáculo o la clave para el éxito en el modelaje webcam?

La profesión de modelo webcam, como cualquier otra, ha desarrollado un lenguaje para facilitar la comunicación. Los conceptos son importantes porque nombran ideas y actividades, pero el problema surge cuando se usan deliberadamente para confundir.

Un ejemplo perfecto es el Co-Living, presentado como una idea sofisticada, cuando en realidad es un concepto viejo conocido como «vecindad» o «pensión». A pesar de la sofisticación del término, la esencia del concepto es la misma.

Lo mismo pasa en el modelaje webcam. Tendemos a impresionarnos por conceptos sofisticados (normalmente en inglés) como neuromarketing, engagement o targets, y creemos que por no conocerlos, no entendemos la industria. La realidad es que todos sabemos mucho más de lo que creemos.

Un ejemplo de esto es el color azul. Un niño de dos años sabe qué es el azul, aunque no sepa nombrarlo. De la misma manera, una modelo que no conoce términos técnicos sabe perfectamente cómo generar dinero.

En los 9 años que llevo en esta industria, he conocido a decenas de modelos que, a pesar de apenas saber usar una computadora, ganan cantidades absurdas de dinero. Y cuando les preguntas por su éxito, nunca te hablarán con términos complejos. Su conocimiento es empírico, aprendido a base de intuición, cuerpo y necesidad.

A pesar de esto, cualquier persona con conceptos sofisticados, y que probablemente nunca ha estado frente a una cámara, puede convencerte de que estás haciendo las cosas mal. Cuando en realidad, esa persona debería tomar apuntes de lo que tú haces.

La trampa de los conceptos sofisticados para modelos webcam

Quizás el mayor obstáculo para comprender el éxito en la industria webcam no es la falta de conocimiento, sino la ilusión de que solo puede entenderse a través de un lenguaje elegante. Detrás de cada palabra compleja, suele haber una verdad simple, y detrás de cada modelo sin títulos, hay un conocimiento invaluable. No saber nombrar algo no es sinónimo de no saberlo. Lo esencial no siempre necesita explicación, y lo verdadero casi nunca necesita adornos ni conceptos sofisticados.

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