Bienvenidos al Siglo 21 y a la Gig Economy, un modelo laboral donde los trabajos se contratan a través de plataformas digitales. Si necesitas transporte (Uber, Didi), hospedaje (Airbnb) o un domicilio (Rappi), estás participando en esta economía. Lo mismo ocurre en el modelaje webcam.
La Gig Economy se caracteriza por el trabajo independiente, autónomo e inestable. En teoría, tú decides cuándo, cómo y dónde trabajar. Esta flexibilidad es atractiva, especialmente para quienes huyen de los trabajos tradicionales. En este nuevo panorama, la gente puede ser su «propio jefe». Sin embargo, la realidad es más compleja.
Aunque eres tu «propia jefa», en la Gig Economy tienes cientos de jefes: tus usuarios. El modelo de «trabajo estable de por vida» está desapareciendo, dando paso a un sistema de subempleo y flexibilidad. Esto ha permitido que más personas tengan acceso a un trabajo remunerado, pero también ha creado el «precariado», una clase de trabajadores que son, en esencia, sus propios esclavos.
En la industria webcam, esto se traduce en una constante incertidumbre. Las modelos no saben cuánto ganarán en su próxima transmisión. Además, viven bajo la «dictadura de los algoritmos» de las plataformas, que controlan cada detalle del trabajo y no pagan los tiempos muertos. Y como muchas de estas empresas son internacionales, es casi imposible exigir derechos laborales.
El problema es sistémico. Las plataformas se defienden argumentando que son solo intermediarios, mientras que sus «colaboradores» exigen un contrato laboral que no existe. Es un problema global que no se puede resolver con soluciones simples, como exigir un contrato laboral a un estudio. Los estudios son solo un negocio derivado de esta economía.
Es fácil criticar la Gig Economy si tienes tus necesidades básicas cubiertas. Pero para muchos, como las personas desplazadas por conflictos o quienes no consiguen empleo a pesar de tener un título universitario, la Gig Economy ha sido una salvación. El «milagro asiático» sacó a millones de personas de la pobreza a costa de la explotación laboral, pero les dio una mejor calidad de vida.

En el capitalismo, el idealismo siempre pierde. El modelaje webcam es un reflejo de esta realidad: un sistema complejo y global que ofrece flexibilidad, pero también precariedad.